Expectante

Nos hicimos amigos muy rápido, hasta tal punto que dejaba de ser necesario utilizar aguardo alguno, bastaba sentarme en el suelo o, como en este caso, tumbarme, y él venía igualmente a buscarme. En esta ocasión, me miraba y parecía preguntarme.......¿y mi regalo?.

De repente, un buen día dejó de venir, algo le pasó y, tristemente, diría que no fue bueno para él (en los últimos días llegó con una pluma de la cola partida, algún problema tuvo, o con algún depredador, o con alguna costilla de algún desaprensivo donde, a la segunda oportunidad, pudo dar al traste con su vida).